Si bien la mayor parte de las personas podemos sentir inseguridad en algunas situaciones específicas de nuestra vida, cuando esta inseguridad se vuelve recurrente o se manifiesta en distintos ámbitos de nuestra vida y comienza a interferir en cómo nos comportamos, en nuestras relaciones y en la valoración que hacemos de nosotros mismos, puede generar malestar emocional y limitarnos en nuestro desarrollo personal y profesional.

Algunas características de la inseguridad son el evitar ciertos lugares o situaciones, dudar frecuentemente de si lo que se hace está bien o no, sensación de ser incapaz de hacer algo, dificultad para tomar decisiones, confiar más en la opinión de otros que en la de nosotros mismos, dar mucha importancia a lo que los demás piensen o digan y problemas de valoración personal.